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Las Constelaciones son la forma concreta de mostrar los desordenes dentro de un sistema y como ir hacia el orden. Incluir a los excluidos, dejar ir a los muertos, honrar a los olvidados y mancillados, respetar las jerarquías, los lugares y los roles es el trabajo de los Órdenes y las Constelaciones

Explico brevemente sobre Los Órdenes del Amor y las Constelaciones.

 

Los Órdenes del Amor sería el marco teórico en el que se sustentan las Constelaciones. En realidad Órdenes y Constelaciones  están totalmente entrelazados ya que los desordenes dentro de un sistema es lo que lleva a sus miembros a la enfermedad, tragedia y perturbaciones de toda índole y mencionar  y trabajar con los Órdenes y las Constelaciones es lo que lleva al buen amor y el alivio en los vínculos.

 

Los Órdenes dicen, en principio, que lo que es, es; por lo tanto desarrollar la aceptación de los seres que nos rodean de cerca y no tan de cerca como así las circunstancias de la vida, es una condición para estar a tono con la Vida que nos toca vivir en este mundo. De ahí se desprende que todos los miembros de un sistema deben estar incluidos en el mismo sin juzgar y con aceptación amorosa, no importa condición moral; porque esto de ser víctimas o ponerse en el lugar de tales, y que la culpa es del otro, es una gran falacia. En los opuestos es muy fácil pasar de uno al otro sin registrarlo y sin tener consciencia. Tanto somos víctimas como victimarios, es sólo cuestión de estar atentos a nosotros mismos y aprender a dejar de compadecernos. En parte somos los hacedores de nuestro destino y si nos tornamos un poco más conscientes podemos dar el salto y salir de o aceptar esos dos lugares (víctima-victimario) sin enjuiciarnos, pero sí viendo, que podemos mejorar queriéndonos, respetándonos, dándonos, dentro de nuestras posibilidades, un lugar digno en el mundo, al costo que nos cuesta.

 

Las Constelaciones son la forma concreta de mostrar los desordenes dentro de un sistema y como ir hacia el orden. Incluir a los excluidos, dejar ir a los muertos, honrar a los olvidados y mancillados, respetar las jerarquías, los lugares y los roles es el trabajo de los Órdenes y las Constelaciones.

 

Y ahora vamos al tema de hoy: hacerse hombre…

 

Una mujer consulta porque está saliendo ya hace un tiempo considerable con un hombre que, a pesar de llevarse bien y tener el deseo de estar juntos, el hombre no puede definir la relación; es decir, no puede ofrecerle un noviazgo con proyectos futuros de familia.

 

La mujer está dispuesta a ese compromiso, pero el hombre ni miras.

 

Si bien hoy en día han cambiado mucho las formas de relacionarse entre hombre y mujer, siguen las formas tradicionales de enamorarse, de quererse y de hacer proyectos juntos; más allá de lo que dure eso.

 

Hacemos la constelación y aparece que el hombre no reconoce a su padre, al que perdió de muy pequeño y que, evidentemente y sin juzgar los motivos, no fue tenido en cuenta como el padre (aunque esté muerto). Desde este lugar de hijo solamente de la madre, no le es posible posicionarse como hombre y en el plano de lo masculino con todo lo que eso implica.

 

El tema es el siguiente: en la dinámica para posicionarse como hombre, el hijo debe ser hijo del padre y la mujer, para posicionarse como mujer, debe ser hija de la madre. Esto mucho más allá de que los hijos son de los dos, del padre y de la madre. Primero y siempre, el hijo es de los dos, pero en cuanto al posicionamiento en el plano de lo masculino y de lo femenino, el hombre adquiere lo masculino en la esfera del hombre y la mujer adquiere lo femenino en el ámbito de la mujer.

 

Cuando somos niños, más o menos alrededor de los dos años, la madre acerca, lo lleva, le confía, tanto al hijo varón como a la hija mujer, al padre. El hijo varón se quedará con el padre y tendrá que renunciar a la madre y la hija mujer volverá a la madre y renunciará al padre. Este renunciar es: renuncio a la esfera que no me corresponde. Esto quiere decir: amo a mi padre o a mi madre según sea mujer o varón, pero me hago mujer en la esfera de lo femenino o me hago hombre en la esfera de lo masculino.

 

Para que una pareja tenga un mejor transitar es importante que el hombre sea hijo del padre y la mujer de la madre. Cada uno tiene que aprender la energía de su sexo en el ámbito correspondiente.

 

En el caso presentado, este hombre, si bien se manifestó en la constelación, tiene un marcado interés por esta mujer, está paralizado y no puede dar rienda suelta a su sentir y avanzar en la relación porque no tiene resuelto el tema de sus padres; lo que significa desde Los Órdenes del Amor, tomar a ambos padres con lo bueno y con lo malo, incorporarlos; y como varón, renunciar a la madre y recibir lo masculino de su padre y sus ancestros varones.

 

Esta constelación fue pedida por la mujer y apareció lo que acontece en el hombre en cuestión, pero no tenemos acceso a trabajar con ese sistema; sin embargo, al mostrarse, algo ya echó a andar. Cuando este hombre tome consciencia de sus dificultades y pueda poner orden en eso, entonces podrá acceder con asertividad hacia una pareja.

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