top of page
223.jpg

Aunque todo ser humano necesita identificar tanto los aspectos positivos como negativos de su ser para poder encontrar el equilibrio y trabajar en lo que sea necesario modificar, hay veces en que el enfoque se centra solo en lo que está mal, lo que no gusta, lo que no cumple con las expectativas.

Esto no hace más que reforzar las creencias limitantes sobre uno mismo y afectar la autoestima. Ese monólogo interno de la crítica puede comenzar desde la niñez, razón por la cual es muy importante elogiar a los niños en sus aciertos, apoyarlos en sus carencias, ayudarlos a crecer y hacerlos ver todo lo que está bien en ellos, sin magnificar lo que no lo está. 

Esto aplica también en la vida adulta, tanto en la relación con uno mismo como con los demás. Hay que procurar ver lo bueno de cada uno y reconocerlo, mientras se evita hacer hincapié en los defectos y errores, tanto propios como ajenos.

Algo que cada persona puede hacer por sí misma para mantener una autoestima sana es tratar de lograr un mayor equilibrio entre destacar las cosas positivas y negativas de sí mismo, lo que se ha hecho y las decisiones que se han tomado. Podés pensar en tus fortalezas junto a tus desafíos, además de identificar y reconocer activamente las cosas que apreciás y reconocés de vos mismo con intención. 

25.jpg

Si se te dificulta ver lo bueno que hay en vos, podés hacer un ritual diario para identificar tus conductas y cualidades positivas. Una manera sencilla de hacerlo es practicar una dinámica que te ayudará a equilibrar lo bueno y lo malo de cada día, y poco a poco de tu vida en general. 

Para realizarla, todo lo que tenés que hacer es identificar algo que salió bien ese día, lo que sentís que hiciste bien, o algo de lo que en ese momento estés orgulloso. A la par, identificá también algo que fue un desafío, que realmente no funcionó o que sentís que arruinaste.

Para hacerlo más sencillo, podés escribirlo. Mientras lo hacés, al recordar tu experiencia positiva del día, reviví lo bien que se sintió y date permiso de sentirte feliz y orgulloso por ello.

Al recordar lo negativo, procurá darle su justa medida, sin exagerarlo ni magnificarlo. Date permiso a ser compasivo y amable con vos mismo, perdonate por ese error, aprende la lección que te deja y dejalo ir junto con las emociones que te hizo sentir en su momento.

c.jpg

Lo bello de este ejercicio es que te ayuda a replantear tu perspectiva sobre lo bueno y lo malo, no solo de cada día sino de tu persona y de tu vida. El cerebro humano suele enfocarse muy fácilmente en lo negativo, mientras que deja de lado lo positivo. Esta dinámica ayuda a encontrar el equilibrio y a tener presente que cada día hay algo bueno para sentirte bien.

Por muy pequeñito que sea tu hecho bueno del día, ese chispazo de positividad es algo que debés atesorar; mientras que lo que considerás negativo, por muy grande que parezca, no es algo que te define, y debés aprender a obtener la enseñanza que te deja para luego dejarlo ir. 

Siempre tené presente que nadie es perfecto –y vos no sos la excepción– y todas las personas cometen errores. No te dejes atrapar por tus equivocaciones y recordá siempre reconocer y enorgullecerte por todo lo bueno que tenés y hacés. 

La autoestima prospera cuando te volvés realmente consciente y honesto acerca de las áreas de oportunidad que debés trabajar, pero también cuando valorás tus propias fortalezas, cuando las hacés crecer y te enorgullecés de ellas.

harmonia.la

26.jpg
503.jpg
2.jpg
+++.jpg
bottom of page