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Ver no es abrir los ojos,
es arrojar a un lado el bastón blanco:

osar andar
sobre el saberse perdido.

El poeta, ensayista, pensador y sacerdote Hugo Mujica, habla de su obra, para regalar a los amantes del buen verso una lectura poética porque “cuando hago encuentros de este tipo prefiero que sea siempre una lectura antológica”. La selección de poemas explicó, la hizo “sin más hilo conductor que el de la costumbre que tengo de dividir mis poemas entre los que son para escuchar y los que son sólo para leer; con ese criterio voy seleccionando los que más tienen, por así decirlo, una narración para escuchar, más que un flash para mirar, y son los que ofrezco al público”. La temática de mis poemas, añadió, “gira siempre en torno a cuatro o cinco ejes que me doy cuenta que desde que empecé a escribir, y ya llevo trece libros de poesía, siempre hablan más o menos sobre lo mismo, con pequeños desplazamientos, quizás porque yo no soy tanto un poeta de ruptura como un poeta de merodear en última instancia en torno a eso que no llega a decirse nunca”. Esos temas sobre lo que “merodea”, y a los que convierte en poema “siempre tras un proceso de deconstrucción”, se centran fundamentalmente en intentar entender “cómo nos desnudamos de todo lo que creemos que somos pero que son solamente mandatos, el accidente social en el que uno nace, con el objetivo de llegar a una desnudez más profunda; y desde ahí buscar una vinculación con el ser, con el todo, con Dios, esas últimas palabras con las cuales decimos que tenemos un ansia de pertenencia a una totalidad de la que de alguna forma nos sentimos expulsados”.

El poema, el que anhelo,
al que aspiro,
es el que pueda leerse en voz alta sin que nada se oiga.

Es ese imposible el que comienzo cada vez,
es desde esa quimera
que escribo y borro

A lo que en esencia nos acerca la poesía, dice Mujica, “es a ese misterio de la creatividad, el misterio de que yo no estaba y sin estar me recibí y nací, porque es una cosa rarísima el saber quién es ese que de repente empezó a nacer; y creo que solamente la poesía nos acerca a ese núcleo, a qué es eso que de una página empezamos a jugar con dos o tres palabras y de repente se genera un sentido”. El arcano, continuó, es “entender cómo la materia se convierte en conciencia, o como el vacío se convierte en materia y ésta en conciencia”. Seguramente resolver ese misterio sea imposible pero hay que intentarlo, y en ese afán “la poesía es muy válida, sin perder la perspectiva de que es lo imposible lo que realmente posibilita todo, de lo contrario estaríamos achanchados”.

Fuente: diariodeavila.es

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