Este film tocará las más íntimas fibras al ser espectadores del devenir de un hombre que quiebra su propio odio a través de cruzar países, situaciones y contactos humanos sentidos y de profundidad absoluta.
Tan solo el cerrar heridas, cicatrizar las mismas a través de hechos concretos y toma de partido hacia un cambio vital, logrará que desarrollemos el concepto de realizarnos y ser mejores. Ese concepto nace, y está latente, vigente todo el tiempo en este extraordinario trabajo que nos hará reflexionar y vernos reflejados en el protagonista y sus avatares
La dignidad es uno de los más altos y amplios valores con los que cuenta el ser humano. Ese último eslabón que poseen aquellos que han transitado senderos complejos, de contenido emocional extremo, y aun así, no han resignado esa cuestión interna, ese desarrollo fundamentado en valores, fuera quizás de lo considerado ético y normativo, y consolidado en aquellas muestras de verdadero sentido humano.
"El último Traje", nos inyectará aquella cuota de ver lo digno y sentido de un ser humano, quien cargado de profundas heridas y traumáticos recuerdos, no pierde la capacidad y la voluntad de sanar aquello que consternó gran parte de su existencia, brindándole el letal valor al derrotero de llegar a concretar lo tan deseado, pese a los avatares físicos y su ya muy avanzada edad.
La historia relata la decisión de Abraham Brusztein, sastre judío que a los 88 años y ante la decisión de sus hijas de recluirlo en un geriátrico y someterlo a una cirugía en la que amputarán su pierna derecha, se fuga de su hogar y toma un avión a Europa con la intención de hacer la última entrega de un traje, un último traje, el que confeccionó hace años para el amigo que en Polonia lo ayudó a escapar y a encontrar refugio en la Argentina.
La narrativa hace pie en sucesos reales, repetidos entre las familias judías refugiadas en nuestro país bajo la marca de la Segunda Guerra Mundial, y descubre aquellas decisiones de vida que dejan de lado la apariencia para aferrarse a lo esencial, a lo que se quiere a toda costa, a lo irrenunciable.
El corazón, la matriz del film, anida en un gran actor. Dando una lección de actuación en quizás la más grande de su vida. Miguel Ángel Sola, en el rol del anciano duro, huraño y gruñón pero con buen sentido del humor y ternura. Es secundado por Ángela Molina en el rol de una muy particular española, dueña de un modesto hotel. Martín Piroyanski, como un joven argentino de estadía ilegal en España, dispuesto a ayudar al anciano, y Julia Beerhold como Ingrid, una antropóloga alemana que se verá en jaque a través de conocer lo intempestuoso del sastre.
La dirección del film recae en Pablo Solarz ("Juntos para siempre"; "Un novio para mi mujer", guionista de "Historias mínimas") ,quien logra recrear con buen tino esta road movie que posee pasos de comedia dentro de un drama de vida, sin perder el concepto que remarca su línea argumental, el de la dignidad sin que lo trágico eclipse la idea, sino que la sostenga.
Desde una importante banda de sonido, dirección de arte y una fotografía e iluminación correcta y acorde a lo necesitado, este trabajo tocará las más íntimas fibras al ser espectadores del devenir de un hombre que quiebra su propio odio a través de cruzar países, situaciones y contactos humanos sentidos y de profundidad absoluta.
Tan solo el cerrar heridas, cicatrizar las mismas a través de hechos concretos y toma de partido hacia un cambio vital, logrará que desarrollemos el concepto de realizarnos y ser mejores. Ese concepto nace, y está latente, vigente todo el tiempo en este extraordinario trabajo que nos hará reflexionar y vernos reflejados en el protagonista y sus avatares.
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