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Cada ser humano tiene su alma,

su camino de vida, su destino, y un trabajo a cumplir

Desde Los Órdenes del Amor, siempre hablamos de tomar a los padres y a la vida que nos transmitieron con lo bueno y lo malo. Este principio es de máxima importancia dentro de un sistema familiar. El tema es que si no tomamos a los padres, porque estamos enojados, críticos de ellos, nuestra vida se desliza todo el tiempo mirando hacia atrás. Nuestros padres están primero que nosotros, vinieron antes y les corresponde una jerarquía diferente a la nuestra como hijos, están detrás nuestro; y nuestro camino es hacia adelante. Si permanecemos mirando hacia atrás, quejándonos de los padres, nuestra vida queda en inercia porque no la miramos, porque estamos ocupados en lo de atrás.

 

 

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Se preguntarán que significa “tomar a los padres”, esto quiere decir que nuestros padres, sean como sean y tengan la conducta que tengan, son los únicos padres que tenemos y no son cambiables ni reciclables, más allá de nuestros deseos de tener padres diferentes. En este deseo se nos va la energía que necesitamos para hacer nuestra propia vida. Por ello tomar a los padres significa incorporarlos con humildad y amorosamente, aceptando que son parte de nuestra vida, sin juzgar.

 

 

En realidad nuestros padres están dentro de nosotros, los llevamos en nuestro cuerpo, en nuestra sangre, en nuestro ADN. Por lo tanto si nos quejamos de ellos, nos quejamos de nosotros; si los criticamos nos criticamos también a nosotros. Entonces lo mejor que podemos hacer es tomarlos con amor para poder seguir nuestro propio camino de vida.

 

 

Todo esto para ahora hablar de los hijos. Muchos padres se quejan de sus hijos y sufren mucho por ellos cuando sus conductas son inapropiadas e incluso hacen cosas que atentan contra su propia vida, esto es muy doloroso para los padres, que por lo general, siempre quieren lo mejor para sus hijos: que estén sanos, estudien, que tenga buenas relaciones, tengan buen trabajo, buen dinero, etc...

 

 

El tema es que los hijos son seres únicos e irrepetibles, como lo es cada ser humano en este mundo. Y cada ser humano tiene su alma, su camino de vida, su destino, y un trabajo a cumplir; pero esto para los padres es difícil de comprender y quieren que sus hijos sean según su planificación, la que viene desde antes de nacer. Cuando se va a tener un hijo, los padres ya tienen planes para ese hijo, y se olvidan que el alma de ese hijo, tiene sus propios planes. Por estos motivos es que lo primero es recibir a los hijos con lo que traen y con lo que son, más allá de nuestros deseos.

 

 

Vivimos una época por un lado maravillosa; y por otra lamentable, pero estamos aquí y ahora, y lo más importante es qué hacemos con lo que hay. Tenemos dos opciones: quejarnos o salir de la queja. Y cada uno elije dónde quiere estar.

 

 

Nuestros hijos son seres maravillosos y así es bueno verlos, si los recibimos con amor, es posible que ellos sientan ese recibimiento con aceptación y algo cambie. Y a los padres, este viraje en su mirada, les va a proporcionar claridad y apertura en su comprensión. De estos modos, todo mejora.

 

 

En los talleres de constelaciones trabajamos estos temas para ordenar el sistema y para que el amor que se bloqueó en el conflicto, vuelva a circular.

                                                                                                                                        

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