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El dar y el tomar depende de los vínculos y las jerarquías. No es lo mismo el dar y el recibir entre padres e hijos, que entre hermanos, que en la pareja

Los sistemas familiares tiene necesidades básicas, una de ellas es la compensación entre el dar y el tomar. Cuando recibimos algo nos sentimos en deuda y necesitamos devolver  por lo recibido para no sentirnos culpables o en falta. Cuando devolvemos, nuestra conciencia se siente cumplida, tranquila. Recordemos que si alguien nos invita a su casa a comer, solemos preguntar: ¿qué llevo?; esto es un ejemplo sencillo de esta necesidad.

Con respecto a este principio, el dar y el tomar depende de los vínculos y las jerarquías. No es lo mismo el dar y el recibir entre padres e hijos, que entre hermanos, que en la pareja.

Entre padres e hijos, los padres dan y los hijos toman, porque los padres están por encima de los hijos, no sólo están en el mundo primero que los hijos, sino  que dan algo que los trasciende, sea cual sea la circunstancia.

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El hombre y la mujer tienen la capacidad, a través del intercambio sexual, de generar un nuevo ser y esto es transmitir la Vida y la Vida es algo de lo que poco sabemos y que nos abarca. Es mucho más grande que nosotros los humanos. Es algo que nos atraviesa, se despliega en nosotros y más allá de nosotros. A pesar de los avances de la ciencia y de la técnica, de las filosofías y diversos saberes, la Vida y la Muerte, las dos caras de la misma moneda, siguen siendo un misterio.   

Como decía, los padres dan y los hijos toman, los hijos toman la Vida que los padres transmiten y toman a sus padres, todo en su totalidad. Como dice la Oración al Amanecer de la Vida de Bert Hellinger (el creador de Los Órdenes del Amor): querida Mamá, la tomo de ti, toda, entera, con lo bueno y con lo malo…te tomo como mi madre… (lo mismo hacia el padre).

¿Cómo es acá el intercambio? Pues, los padres dan, los hijos toman y devuelven dando cuando tienen hijos.

Entre hermanos, el intercambio es del mayor al siguiente. El primero da al segundo, el segundo al tercero     y así sucesivamente. El menor es el que más recibe porque recibe de todos los anteriores. Y, ¿cómo devuelve este último? Dice Hellinger que el menor devuelve cuidando a sus padres cuando son ancianos y necesitan cuidados; así se cierra el círculo de este intercambio.

En la pareja, el intercambio es igualitario, se da y se recibe de igual forma. Y para equilibrar estas compensaciones, cuando se da algo malo o negativo a la pareja, tenemos el derecho de devolver algo malo, aunque, y aquí está el secreto, hay que devolver un poco menos de ese algo malo. Y cuando se recibe algo bueno, se devuelve algo bueno, pero un poquito más de eso bueno. Voy a dar un ejemplo metafórico muy simple: si me dan un pisotón, devuelvo medio pisotón; si me dan un beso, devuelvo dos besos. Este intercambio favorece el crecimiento de lo amoroso, en cambio si a algo malo devuelvo un poco más de malo (por ejemplo, si me dan un pisotón, devuelvo dos) lo que crece es el enojo y el distanciamiento, por lo tanto el amor decrece y se va diluyendo si esto se repite.

Las distorsiones en el intercambio entre el dar y el recibir son causa de desorden en el sistema familiar. Las Constelaciones Familiares son la modalidad adecuada para hallar solución  a estos y muchos otros desórdenes en los vínculos familiares, como así también en los ámbitos educacionales, organizacionales o empresariales.

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