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Cubrió como corresponsal en 50 países durante dos décadas, viajó a lo largo del llamado Tercer Mundo durante las etapas finales del sanguinario colonialismo y atestiguó poco más de 27 revoluciones y golpes de Estado

"La prensa internacional está manipulada. Y las razones de dicha manipulación son diversas. Hay, por ejemplo, razones ideológicas: entre todas las actividades la de los medios de comunicación es la más manipulada porque son instrumentos para determinar la opinión pública, algo que ocurre de maneras diversas, dependiendo de quién los gestione. Hay diversas técnicas de manipulación. En los periódicos, se puede llevar a cabo una manipulación según lo que se escoja poner en la primera página, según el título y el espacio que dedicamos a un acontecimiento. En la prensa hay cientos de maneras de manipular las noticias. Y otros cientos existen en la radio y en la televisión. Y sin decir mentiras. El problema de la radio y de televisión es que no es necesario mentir: podemos limitarnos a no decir la verdad. El sistema es muy sencillo: omitir el tema. La mayor parte de los espectadores de la televisión reciben de forma muy pasiva lo que ésta les ofrece. Los patronos de los grandes grupos televisivos deciden por ellos qué deben pensar.

 

Determinan la lista de las cosas en que pensar y qué pensar sobre ellas. No podemos pretender que el telespectador medio pueda llevar a cabo estudios independientes sobre la situación del mundo, sería imposible incluso para los especialistas. El ciudadano medio, que trabaja, vuelve a casa cansado y quiere tan solo estar un rato con su familia, recibe únicamente lo que le llega en esos cinco minutos de telediario. Los temas principales que dan vida a las “noticias del día” deciden qué pensamos del mundo y cómo lo pensamos.


Se trata de un arma fundamental en la construcción de la opinión pública. Si no hablamos de un acontecimiento, éste, simplemente, no existe. Para muchos, de hecho, las “noticias del día” son la única vía para conocer algo del mundo. Fui testigo, en persona, de esta situación en Moscú en 1991, cuando hubo el intento de derrocar el primer ministro de Yelstin y de restaurar el comunismo. El hecho principal es que lo decidió todo, sucedió en Leningrado, hoy San Petersburgo. Sin embargo, todos los equipos de la televisión estaban en Moscú.


El problema de las televisiones y, en general de los medios de comunicación, es que son tan influyentes e importantes que han empezado a construir un mundo propio. Un mundo que tiene poco que ver con la realidad. Pero, por otro lado, estos medios no están interesados en reflejar la realidad del mundo, sino en competir entre ellos. 
Una cadena televisiva o un periódico, no puede permitirse carecer de la noticia que posee su rival directo. Así, todos ellos acaban observando no la vida real, sino la competencia."

Ryszard Kapuscinski.
Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo.
Pág. 61-62. Anagrama. Barcelona. 2002

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