top of page
888.jpg

Una vez alguien me preguntó si las constelaciones son la panacea universal, por supuesto que no, solo son una modalidad que ayuda a encontrar la raíz de los conflictos y orientar hacia la sanación  de las perturbaciones en los vínculos y en gran cantidad de situaciones conflictivas de los sistemas (familiares, organizacionales, educativos)

En un taller, una persona a la que llamaremos María, consulta porque no puede decidirse qué estudiar, empezó tres carreras y todas las dejó.
 
Hacemos la constelación y ponemos un representante para cada carrera que empezó y dejó y otro para una carrera que dice que le gusta pero que no se anima a empezar.
 
Se coloca a María enfrente de cada disciplina y lo que aparece con la primera es lo siguiente: María empezó esa carrera porque su mamá trabajaba de algo que tenía que ver con esa profesión y siempre le decía que estudiara eso. Ella comenzó la carrera, hizo un año y no pudo, la dejó. Le gustaba pero llegaba a un punto que no podía continuar. Es decir la primera carrera que empezó era la madre y su propio deseo y no el de María, quien por amor ciego, sentía que tenía que complacer.

María tiene un tío a quien quiere mucho. Este tío tiene un negocio y ella trabaja en el mismo desde que se inició y continúa. El tío puso ese negocio y la llevó a María a trabajar con él porque ella necesitaba trabajar y porque él sabía que ella lo ayudaría a progresar por su capacidad creativa y habilidades manuales. Por ese motivo decidió empezar otra carrera que requiere de esas destrezas. Otra vez comenzó, cursó algunas materias y nuevamente dejó. Otra vez María se siente atada a otro, en este caso su tío, al que de alguna manera teme por diversos comentarios que le hace y porque no se atreve a trabajar menos horas para tener más tiempo para ella y el estudio. Y también porque si trabaja menos le ayuda menos al tío. Y por amor ciego lo tiene que ayudar.

La tercera carrera revela que María tiene una relación con el padre perturbada de alguna manera y es como que quiere enmendarla. El padre tiene un oficio y María elige una carrera que involucra ese oficio, como si quisiera salvar al padre. Otra vez el amor ciego. Por supuesto también dejó esta carrera. Y pasamos a la cuarta carrera. María muestra entusiasmo por ésta última y seguridad de que esto es lo que quiere, pero al mismo tiempo siente temor. No es ni por la madre ni por el padre con quienes se trabajó el vínculo y quedó resuelto, sino que es por el tío. Ella tiene la tendencia a hacer por los otros, a satisfacer el deseo de los otros dejando de lado lo que ella necesita.

 
Lo hizo por la madre para complacerla, lo hizo por el padre para salvarlo, y por el tío para ayudarlo eternamente. De este modo María está en una posición de sumisión y se olvida de sí, como si no tuviera derecho a ser ella misma y seguir sus deseos. Todo esto se hace, en el caso de María, por amor ciego, éste es un amor infantil omnipotente que supone que puede salvar a los que quiere, para ello se pone al servicio de los otros creyendo que los puede alejar del sufrimiento y aparta lo propio.
 
María sufre por ella pero lo deja de lado. Ella tendrá que, de a poco, encontrarse consigo misma y crecer, acceder a un amor claro, inteligente, con luz; un amor adulto que sabe que cada uno tiene su propio destino y debe asumir sus responsabilidades y ella las de ella, solamente las de ella. De este modo, conectada con ella podrá elegir estudiar lo que le gusta de alma, o no estudiar y hacer lo que siente como propio.

Z7.jpg
2.jpg
bottom of page