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Las emociones son reacciones subjetivas al ambiente que vienen acompañadas de cambios orgánicos. Cada una de ellas nos predispone a concretar diferentes acciones.
Aunque habitualmente se dice que las emociones son disparadas por hechos externos, no son éstos sino las interpretaciones que hacemos de ellos, las que generan las distintas emociones.
El ciclo emocional continúa con el capacidad de auto-conciencia de la emoción.
Las emociones irrumpen, generalmente en ramillete. Incluso a veces, sentimos emociones aparentemente contradictorias. No son voluntarias, controlables ni regulables. Son más o menos fugaces, vienen y se van.
Son contagiosas, se sienten en el cuerpo, generan bienestar y/o malestar y frecuentemente son causas de enfermedades.
Afectan nuestro desempeño y tiñen nuestras conversaciones. En nuestra educación racionalista, las emociones has sido menospreciadas, identificándolas con el descontrol o con la falta de sensatez. La emoción es categorizada por debajo de la inteligencia. También la religión ha degradado a las emociones, asociándolas al pecado y la falta de fe.
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Cómo gestionar las emociones
Las emociones se producen con la interpretación de un hecho. No son los hechos los que disparan las emociones, sino que son nuestras interpretaciones sobre esos hechos los que las generan
Si bien las emociones no son controlables, sí se las puede gestionar, es decir, aprovecharlas en nuestro favor. Para ello, es necesario revisar nuestra interpretación sobre los hechos que vivimos. Reinterpretando lo que nos pasa, las emociones jugarán a favor nuestro.
Haciendo una reconstrucción lingüística de nuestras emociones, vamos a identificar los juicios, afirmaciones y declaraciones que se hallan vinculadas a ellas.
No somos responsables de nuestras emociones pero sí de qué hacemos con en ellas, si las gestionamos a nuestro favor, o les damos el rango de verdugo de nuestra existencia.
Reconocer las emociones ajenas, nos ayudar a establecer relaciones más reales y duraderos con las personas de nuestro entorno.
Las habilidades sociales configuran la capacidad de influir en las emociones de los demás. Siendo éstas contagiosas, existe un arte de relacionarse con los otros, inspirándolos a generar emociones favorables para cualquier construcción conjunta. Sobre esta habilidad se basa la popularidad y el liderazgo.
Emociones primarias
Son aquéllas que compartimos con las otras especies animales. Se manifiestan más rápidamente y son una respuesta inmediata que sale del cuerpo. Si bien en las emociones humanas juegan los juicios y el sistema de creencias, en las primarias se produce una reacción más cercana a lo instintivo.
Ellas y sus matices análogos son las siguientes:
Miedo: ansiedad, aprensión, preocupación, pavor, terror, pánico
Enojo: furia, exasperación, indignación, fastidio, irritabilidad, hostilidad
Tristeza: congoja, melancolía, pesimismo, autocompasión, abatimiento, desesperación
Alegría: alivio, dicha, diversión, gratificación, satisfacción, euforia
Emociones secundarias
Son aquéllas que tienen un mecanismo más complejo de elaboración y respuesta, interviniendo más el mundo de los juicios y las interpretaciones, siendo exclusivas de la especie humana, aunque esta última característica es relativa. Ellas son:
Sorpresa: conmoción, asombro, desconcierto, consternación
Amor: aceptación, simpatía, confianza, amabilidad, afinidad, adoración
Vergüenza: culpabilidad, remordimiento, humillación, arrepentimiento, mortificación
Asco: desprecio, menosprecio, aversión, repulsión, molestia, disgusto
Estados de ánimo
Si la emoción es efímera, el estados de ánimo en cambio es permanente. Cuando determinada emoción se instala y ya condiciona la manera de pensar y sentir, ya estamos dentro de un estado de ánimo determinado.
El mismo no remite necesariamente a un hecho desencadenante. Por diferentes razones, vive en el trasfondo desde el cual actuamos. Predisponen recurrentemente al mismo tipo de acciones.
El estado de ánimo es permanente y dura mucho tiempo. Todos estamos siempre bajo un estado de ánimo.
Existen cuatro estados de ánimo básicos, generados por nuestros juicios, de aceptación u oposición, conforme la facticidad o la posibilidad. Ellos son el resentimiento, la resignación, la ambición y la paz. Podemos verlos en este diagrama:
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¿En cuál estado de ánimo estás vos ahora?
Dr. Mariano Rovatti
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