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Cine Argentino 

"Mundo Alas"

(gira nacional 2009)

Análisis y comentario Cinematográfico:

Hugo Bertone

"Lo importante no es

lo que falta,

sino lo que hay"

Los puentes son aquellas cosas materiales o inmateriales que sirven para poner en contacto o acercar. Aquellos símbolos tan trascendentes y necesarios, que en estos disimiles tiempos en los cuales las grietas superan las construcciones de unidad, urgen trazar, construir, delinear.

Y si existe una representación fílmica auténtica, sincera e importante sobre el avatar mencionado la encontraremos en esta obra que a modo documental musical, no busca impulsar una discusión con respecto a generar políticas que fomenten una veraz integración, como así tampoco plantea el perseguir un reconocimiento y un respeto por la diversidad. Sus protagonistas son una gran familia que rueda, eclipsando la situación diferente, inmovilizando cualquier problemática conflictiva entre los artistas y la sociedad, sumando un esperanzador discurso, una postura equilibrada entre todo aquello que un humano desea para su vida: La trascendencia a partir de comenzar a desarrollar sus sueños.

Desde un atractivo formato denominado Road Movie la obra se pone en marcha, a través del guión muy bien estructurado por parte de Fernanda Ribeiz y la dirección de Sebastián Schindel, Fernando Molnar y el mismísimo León Gieco, capturando vivencias plenas, marcando segmentos y conduciendo la obra por los caminos más sinceros y correctos.

La historia conglomera la pintura, la danza y la música, desde un viaje iniciático de un grupo de jóvenes artistas nóveles que muestran su arte junto a la voz, el talento y la experiencia de León Gieco a lo largo de una gira por diferentes provincias argentinas. Músicos, cantantes, bailarines y pintores, todos ellos grandes artistas con distintas discapacidades que expresan y comunican su mirada del mundo, con sus esperanzas y pesares, combinando simpatía, perspectiva y talento artístico que no solo engrandecerá nuestra alma sino que se enmarcarán de inmediato dentro del cuadro de orgullos nacionales.

Lo singular del proyecto, no fue lograr conformarse con ser un film más. El desarrollo formó una obra global que contiene libro y disco. Y desde esos ingenios a desarrollar tan complejos y costosos (recordemos una de las obras musicales más importantes que posee nuestro acervo cultural como lo es “De Ushuaia a la Quiaca”), el viejo León se carga al hombro como arquitecto musical, dirigiendo algo que surge casi de la nada, y que abre de modo real el abanico de la mejor y más sana condición humana sin manipulaciones ni prejuicio alguno.

Vivencias y más vivencias van trascendiendo en secuencias únicas. Momentos sublimes a la orilla de un río, en viaje sobre una ruta o en escenarios candorosos van construyendo un viaje que no desearemos que culmine, puesto que el mismo representará dirigirnos hacia nuestro propio interior, hacia la conciencia y el conocer los roles, fuera de aquello tan mecánico que nos acompaña por el camino de la cotidianidad

El protagonismo del encumbrado e importante músico se diluye a través de las diversas personalidades de las tangibles estrellas del arte, quienes fuera de todo punto egocéntrico, desterrando toda postura que indica el mainstream vernáculo, se concretan como ellos mismos, realzando el concepto del esfuerzo en conjunto, generardo de inmediato metáfora de aquello que cada día observamos menos: el darnos cuenta que entre todos y para todos, podremos derribar los muros del sometimiento colectivo y la inequidad.

Postal del mejor y más sano colectivismo y uno de los documentales más premiados de la historia de nuestra cinematografía, este trabajo posee virtudes de importancia desde la dirección de fotografía, lograda por Manuel Bullrich, retratando situaciones de emoción profunda, y el segmento musical, las producciones de nuestro cantautor por excelencia, León Gieco que en conjunto con “Guro” Gurevich y Osqui Amante,realizan una amable recorrida por gran parte del repertorio del santafesino que son Odas, sin caer en eufemismos.

Y los “Alados”, representando ese mundo espiritual, libre y talentoso.

La poesía de Pancho Chévez, la estridencia musical y creativa de Alejandro Davio, la voz inconmensurable de Maxi Lemos y la inigualable Carina Spina, Stellita y Rosita en las cámaras e imágenes generando relevancia y virtud, Carlos y Antonella pintando luces, cielos, paisajes, Raúl y Carlos, periodistas de criterio y majestuosidad. Y una eximia historia de superación y de amor, la de Demián Frontera, que elimina toda dificultad bailando sin los pies, como sostenía Kahlo, brindando una lección de vida única, sincera y positiva.

"Mundo Alas" es la recreación viva del mundo interior y lo que acontece cuando el mismo se pone de manifiesto, como virtud de los tiempos y de los modos. La diferencia de sus actores sociales es la de ser ellos mismos, haciéndonos entender que lo importante no es lo que falta, si no lo que hay.

El hecho de transitar hacia una sociedad más inclusiva depende de cada uno de nosotros, incorporando nuestras mejores pinceladas, nuestras notas más elevadas, nuestro baile más importante: el que refiere a dar amor.

Y así, como cerrando el espectro placentero y constructivo, se va todo con un himno que le pide a Dios, entre indiferencias, dolores y guerras. Entre monstruosidad, pobreza y engaños. Y entre la inocencia de la gente.

Pero entre todos esos males existe otro mundo. El de las Alas.

 

 

Aquel tan necesario y significativo, que se construye con seres de buena voluntad.

En homenaje al gran León Gieco y a todos los chicos y chicas del Alas, que continúan brillando con luz propia.

La obra se puede ver en la plataforma Cine.Ar.

 

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